La diabetes es una enfermedad crónica, muy común que afecta al 6- 10% de la población, con previsiones de aumento en los próximos años, y que se presenta cuando el nivel de glucosa en la sangre, también denominada glucemia, es demasiado alto (para su diagnóstico utilizamos 2 mediciones en ayunas por arriba de 126mgdl). La glucosa en la sangre es la principal fuente de energía y proviene de los alimentos. La insulina, una hormona que produce el páncreas, ayuda a que el azúcar de los alimentos ingrese en las células para usarse como energía. Algunas veces, la producción de insulina es nula o insuficiente o el cuerpo no la usa adecuadamente y la glucosa se queda en la sangre y no llega a las células. La primera condición se denomina Diabetes tipo 1 o Diabetes Infantil y se produce como consecuencia de una destrucción total o parcial de las células beta productoras de insulina en el páncreas, provocada por anticuerpos del propio paciente, y la segunda, diabetes tipo 2, en general asociada a sobrepeso, obesidad y factores ambientales, con una marcada tendencia familiar.
A veces las personas cuando tiene diabetes dicen que tienen “un poquito alto el azúcar” o que tienen “prediabetes”. Estos términos nos hacen pensar que la persona realmente no tiene diabetes o que su caso es menos grave. Sin embargo, en todos los casos hay mucho por hacer y todos son potencialmente graves.
¿Qué síntomas tienen los pacientes con glucemia elevada?
Algunos síntomas son el cansancio y ganas de dormir todo el día, ganas de orinar frecuentemente y sed, hambre y falta de saciedad, infecciones frecuentes, visión borrosa, pérdida de peso, sequedad de piel y hormigueo o perdida de sensibilidad en los pies. Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas de salud. Aunque la diabetes no tiene cura, la persona con diabetes puede tomar medidas para controlar y prevenir su enfermedad y mantenerse sana.
Complicaciones de la diabetes:
- Daño renal o nefropatía diabética: los niveles altos de glucosa en sangre provocan que los riñones filtren demasiada sangre y este trabajo adicional empieza a deteriorar el “filtro”. Afortunadamente el daño en el riñón puede ser detectado tempranamente con un simple análisis de proteínas en orina.
- Daño en las retinas o Retinopatía diabética.: La hiperglucemia crónica y sostenida provoca lesiones en los pequeños vasos y nervios del ojo, afectando la función de la retina con la consecuente disminución o perdida de la visión. Además, los pacientes con diabetes pueden sufrir otras complicaciones como cataratas y glaucoma.
- Neuropatía diabética: La hiperglucemia crónica puede producir daños irreversibles en los nervios que llevan información sobre dolor y temperatura y controlan el funcionamiento de distintos órganos como vejiga e intestino.
- Pie diabético: se produce como consecuencia de la neuropatía diabética sumada a la mala circulación. Provoca una menor sensibilidad a molestias, dolor y altas temperaturas. Los pies se lesionan fácilmente y estas heridas tardan en cicatrizar, aumentando el riesgo de infecciones y extensión de las heridas.
Tratamiento de la diabetes: Estilo de vida y remedios caseros
Las elecciones de un estilo de vida saludable, entre ellas la dieta, el ejercicio y el control del peso, proporcionan la base para controlar la diabetes tipo 2. Sin embargo, es posible que necesitemos medicamentos para alcanzar el nivel de glucosa objetivo. A veces, un solo medicamento es efectivo. En otros casos, una combinación de medicamentos da mejores resultados. Además, existe la insulina exógena, que utilizamos en ocasiones en pacientes diabéticos tipo 2 y en el 100% de los diabéticos tipo 1.
De cualquier manera y siempre, el paciente tiene un papel muy importante a la hora de gestionar la enfermedad. Se calcula que el 90% de las decisiones sobre el tratamiento dependen del propio paciente. Por eso, la comprensión de la enfermedad y las maneras de autogestionar el tratamiento son de gran importancia, tanto para las personas con diabetes, como para sus familiares o cuidadores. Es importante asumir el compromiso de seguir el tratamiento educándose todo lo que se pueda sobre la enfermedad, adquiriendo hábitos de vida saludable como una correcta alimentación y una vida activa y visitando al diabetólogo con frecuencia.
Se recomienda elegir alimentos sanos y mantener un peso saludable. Si el paciente tiene sobrepeso, perder tan solo el 5 % del peso corporal puede marcar una gran diferencia en el control de la glucosa. Una dieta saludable es aquella que incluye muchas frutas, verduras, proteínas magras, cereales integrales y legumbres, con una cantidad limitada de grasas saturadas. Es importante recalcar que no hay ningún alimento que no esté permitido, solo es preciso conocer los efectos de los mismos sobre los niveles de glucosa y el peso corporal.
La actividad física en forma regular puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2, y puede ayudar a las personas que ya padecen la enfermedad a mantener un mejor control de la glucosa sanguínea. Como mínimo, se recomiendan 30 minutos de ejercicio moderado, como una caminata rápida, la mayoría de los días de la semana y realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana.